jueves, 29 de abril de 2010

SOL CALIENTE


Tengo hambre… él no

Por OLA


El primer mail que recibimos es de nuestra amiga Descoordinada. Ella nos cuenta algo preocupada que tiene una pequeña dificultad con su hombre. Esta picarona es muy caliente. Se pasa toda la tarde imaginando las situaciones más atrevidas para seducir a aquél. Se baña, se perfuma y se queda a medio vestir para recibirlo. Apenas se empieza a ver lo oscurito en el cielo, y a ella ya se le cuecen las habas porque llegue su amante a reclamar lo suyo, a hacer realidad sus sueños más húmedos.
Pero ¿qué creen? El fulano en cuestión llega cayéndose de cansado y la manda al birote… cena y se va a dormir. La Descoordinada sufre porque ella quiere y él no. Decepcionada, triste e ignorada, no tiene otra opción que irse a descansar.
Al rato, ya entradita la madrugada, cuando ella está más fría que un pingüino, de repente empieza a sentir cómo el cuerpo de su hombre se mueve… se restriega contra el colchón… ¡se calienta! Y cuando menos lo espera, ya lo tiene encima echándose el rapidín mañanero. Aquella medio dormida nomás afloja y no se entera muy bien de lo que pasa, porque cuando apenas empieza a abrir los ojos, él ya terminó. Esa es la mejor manera de empezar el día sintiéndose frustrados. ¿Qué hacer?
Déjame contarte, Descoordinada, que está comprobado que hombres y mujeres tenemos diferencias a la hora de que nuestras ganas de carne se activan. A ellos les llega el hambre en horas de la madrugada, tempranito. A ellas, cuando empieza a caer la noche les sube la temperatura, además de que a muchas les parece que la mejor atmósfera para el sexo es lo oscurito. Es puritita cuestión biológica. Pero, el chiste es encontrar el punto medio en que tus ganas y las de él se encuentren.
Entiendo que a veces puede ser difícil que sus horarios coincidan: que si el trabajo, que si la escuela, que si la casa, que si los hijos… ¿ya se lo dijiste? ¿No, verdad?
Empieza por ahí, hazle saber que lo deseas, que quieres estar con él, que te pasas contando las horas que faltan para que llegue a tu lado, y dile cómo te sientes cuando te das cuenta que él no tiene ganas cuando tú sí. Seguramente te dirá que a él le molesta que tú no le pongas pasión al asunto cuando él sí. Háblenlo.
No digo que establezcan un horario para zangolotear la cama (o el sillón, o mover la mesa, o usar la alfombra, ¡yo qué sé!) pero sí que ambos sepan que su cuerpo pide al otro a ciertas horas que no siempre coinciden… y pueden hacer un esfuerzo para encontrarse ambos en el punto exacto en que se disfruten mutuamente al máximo.

EN LO OSCURITO
Un grupo de chicas calientes con novio (todas) me contaron que les choca que los hombres duerman (si bien les va) en puros calzones. Dicen que eso no tiene nada de apetecible, porque a la hora de empezar a juguetear… ¡no hay ropa qué quitar! Ahí se los dejo de tarea. Ellos no han dicho nada en su defensa. Y a ustedes ¿cuánto tiempo les dura la ropa puesta?

Cuéntame tus cosas: rinconcito.caliente@gmail.com

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