viernes, 23 de abril de 2010

Acudiendo a los Dioses


Dones

por Lourdes Vega

¡Hola mis queridos lectores! Les estoy muy agradecida por todos sus correos. Eso me estimula para seguir compartiendo los conocimientos que Dios me regaló.
En esta ocasión quiero hablarles de nuestros dones. Sí, porque —si es que no lo saben o si ya lo sabían— permítanme aclararles que todos tenemos dones, todo ser humano tiene dones.
Los dones no solamente son curativos sino también preventivos, creativos, artísticos, de liderazgo, etcétera.
Así pues, algo muy importante es conocer cuál es el don (o los dones) que Dios nos dio a cada quien.
¿Estar consciente de un don nos hace ser mejores personas? No. Un don no nos hace ser mejores personas. Son el agradecimiento a Dios —por tan hermoso regalo— y la humildad (sencillez) las virtudes que nos hacen ser mejores personas para nosotros mismos y para los demás. Por lo tanto, vale la pena tratar de conocernos más profundamente para que sepamos cuáles son los dones que Dios nos dio.
Pero ¿y qué es un don? Es una herramienta que Dios nos da desde el nacimiento y hasta la muerte para enfrentar los retos de la vida. Así pues perseveremos en buscar dentro de nosotros mismos cuáles son —porque tenemos varios— y tenemos que conocerlos y usarlos porque hay que dar cuenta de ellos a Dios Nuestro Señor cuando muramos y enfrentemos nuestro juicio ante Jesucristo.
Así es que ya lo saben. Porque de ahí parte lo que somos realmente, para que los desarrollemos, los hagamos crecer y sean benéficos para nosotros y para nuestro entorno. Insisto tanto en ello, les voy a explicar el porqué. Quizá ni siquiera se dan cuenta por qué aún no perciben su don o sus dones. Busquen su verdad dentro de ustedes y verán cómo poco a poco van apareciendo y de ahí van a cambiar muchas cosas las cuales detestamos de nosotros mismos y van a aprender a conocerlas y a aceptarlas. Uno no deja de aprender porque hasta el morir es también un aprendizaje. Es también una experiencia nueva.
Un don es lo que nosotros somos, es lo que nos representa, es nuestra esencia. Por ejemplo un don artístico puede ser el cantar o el tocar un instrumento de forma empírica y hacerlo bien y casi a la primera.
Un don de inteligencia es capaz de cambiar pueblos y naciones. El don de inteligencia más el don de la fe (porque tener fe es un don) nos dan la capacidad cambiarnos a nosotros mismos. De autotransformarnos, de ayudarnos a evolucionar, se superar nuestras limitaciones físicas, morales y mentales. Dichas limitaciones sean las que sean y desde cuándo provengan —tal vez desde nuestra infancia— pueden ser superadas.
Mis queridos lectores: no se queden con limitaciones al no saber cuáles son sus dones, cuáles son las herramientas que Dios les dio para enfrentar más fácilmente la vida.

acudiendoalosdioses@hotmail.com

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