sábado, 17 de abril de 2010

LEASE AL MEDIO DIA


El Charro Negro y su gallo colorado

por Zarcof

(Segunda parte y última parte)


A lo lejos, en una ventana, muy parado estaba un gallo colorado muy atento viendo a Lorena y le seguía con la vista a todos lados.
Todos primero trataron de correrlo, pero el gallo no se iba, seguía firme en la ventana y sólo aleteaba y lanzaba picotazos a los que le querían agarrar y así fue como todos lo fueron intentando sin conseguirlo.
Entonces llegó el turno de Lorena, ya que hombres y mujeres lo habían intentado con el mismo resultado: les aventaba picotazos y con las patas trataba de rasguñarlos y cortarlos, ya que tenía unas navajas amarradas a sus patas.
Lorena les dijo: “¡No sean así! Verán cómo el pobrecito gallo se deja agarrar”. Lorena comenzó a cantarle con una voz de ángel que encantó a todos, y así fue como se acercó al gallo y éste se dejó agarrar por ella, y lo sacó y lo llevó al corral.
Dicen que en los días que le sucedieron, el gallo la seguía a distancia y ella a veces le veía y otras no. Mientras tanto, el romance entre ella y Conrado fue adquiriendo fuerza. Los padres de ambos estaban muy contentos y felices de que sus hijos se unieran.
Un día, estaban tomando un helado en el portal cerca de la plaza principal del pueblo cuando todos muy contentos le decían a Lorena “¡Canta, Lorena, canta!” Y ella les dijo: “¡Sólo una canción!”
En eso, el gallo llegó y cuando Lorena terminó, el gallo la veía fijamente, y Conrado se paró y le dio un dulce beso a Lorena, lo que hizo enfurecer al gallo, que se le fue encima a Conrado y con las navajas le rasgó la cara. Entonces Conrado lo aventó contra la pared, pero todos se quedaron fríos porque, en ese momento, el gallo ¡desapareció! Decían que el gallo amaba a Lorena. Todos, ya de por sí asustados por la agresión del gallo, gritaron al ver una marca en la cara de Conrado.
Lorena, toda impactada, trató de limpiarlo, y fue cuando el anciano del pueblo le dijo a Conrado: “¡Cuídate muchacho, porque esa marca es la marca del diablo y… estás marcado! ¡Eso quiere decir que vas a morir!” Lorena rompió en llanto y abrazó a Conrado.
Pasaron unos días, y como no ocurrió nada, pensaron que ya había pasado el peligro. Una noche estaba Conrado en su casa, cuando cayó enfermo con una altísima e inexplicable temperatura. Sus padres y el doctor no se explicaban lo que ocurría. Los días pasaban y la fiebre no cedía. Por más que le ponían remedios, la fiebre no bajaba. Entonces, notaron que el gallo se ponía en la ventana, afuera de la recámara de él.
Un día entró Lorena y dijo: “¡No es justo! Mi único amor se muere, y yo no puedo hacer nada. Algo tengo qué hacer, ¡No puedo dejar que se muera!” Ella volteó a la ventana y, dirigiéndose al gallo, le dijo: “¡Tú, maldito gallo, eres el culpable, y si un día te salvé, hoy te mataré!”
Lorena, decidida, fue por un hacha, pero cuando llegó, ya no estaba el gallo en la ventana. Al entrar al cuarto de Conrado gritó horrorizada al ver a su amado flotando en el aire. Los padres de Conrado y el doctor estaban atónitos, y junto a ellos estaba el charro vestido de negro con capa, y de veras tenía ¡las piernas de gallo y los ojos rojos con pupilas de gato! Entonces él le gritó, y él le dijo: “¿Así que me vas a matar? ¡Ja, ja, ja! ¡No lo creo! Mira lo que yo hago”, y subió más a su amado. Ella gritó: ¡Basta, no más!
Entonces él le preguntó: “¿Qué harías por él?” Ella dijo: “¡Todo!” Él le respondió “¿Todo?” ¿Estás segura?” Ella afirmó: “¡Sí, todo!” Gritó “¡Déjalo!” Él le dijo “¡Lo dejaré si te vas conmigo!”
Ella volteó ver a los padres de Conrado, porque le rogaban “¡No lo hagas, no lo hagas!” Los padres de Conrado, exasperados, le gritaban: “¡No lo hagas, él lo matará de todos modos! ¡Míralo, está como muerto!”
Entonces el Charro Negro la presionó: “¡Decide pronto¡” Pero Lorena cedió, y le dijo: “¡Acepto, me voy contigo!” Él soltó una diabólica carcajada y le dijo “¡Cuando estemos lejos, llegará a él su bienestar!” Ella dijo: “¡De acuerdo!”
Y así fue como Lorena subió a su caballo y se fue con el Charro Negro, pero al estar lejos, Conrado murió. De Lorena nadie supo nada jamás. Cuentan que nunca logró que Lorena lo amara, que por eso ¡también la mató!
Les juro que así es como ocurrió.

leasealmediodia@hotmail.com

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