jueves, 4 de marzo de 2010

SIN TON NI SOL

Por EMAI

Han pasado dos meses de las nuevas y flamantes administraciones municipales, y sin más que salir en las fotos como si continuaran en campañas electorales, la euforia se empieza a desinflar, y es que los equipos de administración de los alcaldes están cayendo en el típico error del “queda bien” con el jefe, pero que no trabajan por el beneficio de la comunidad.
Tras las lluvias atípicas que se presentaron a principios de febrero, salieron los alcaldes de Zapopan y Guadalajara a ponerle un remedio momentáneo al brote de baches, sin embargo parece que la zona oriente y sur no fueron prioritarias.
Si en los anteriores municipios al menos hicieron algo en algunas vialidades, en Tlaquepaque y Tonalá ni siquiera se tomaron la molestia, bajo el argumento de que tienen poco presupuesto todavía están planeando en qué “grandes obras” lo gastarán, sin tomar en cuenta las prioridades de la gente que ha esperado demasiado para tener los servicios dignos por los que pagan impuestos cada vez más elevados.
Un caso específico se vive desde hace más de 10 años en los linderos entre Guadalajara, Tlaquepaque y Zapopan, en la calle Hierro que se convierte en Isla Pianosa desemboca a un costado de la preparatoria No. 13; del lado de la prepa pertenece a Guadalajara, la otra mitad de la calle pertenece a Tlaquepaque.
Un carril algún día estuvo pavimentado, ahora está abollado, bombardeado; la otra mitad es de tierra, llena de basura por donde es imposible transitar.
Los vecinos hartos de que ninguno de los dos ayuntamientos acudan a resolver el problema, se dicen decepcionados de haber vuelto a confiar en el PRI, pues en las campañas prometieron mandar una cuadrilla para arreglar una vialidad que no pasa de 60 metros y aún siguen esperando.
Las calles se han convertido en territorio de nadie, donde los apartalugares y vandalismo se las han apropiado, es injusto que un automovilista por chocar o sufrir un accidente tenga que pagar al gobierno inmensas cantidades por daños al pavimento, postes y árboles, sin embargo, no hay un seguro que cubra las afectaciones que sufren los vehículos y las personas por los baches, grietas, y socavones por negligencia de las autoridades.
Las vialidades que tiene la zona metropolitana, rezagadas por más de 30 años, podrían al menos tener una cara digna al no provocar tantos accidentes para los conductores que tienen que esquivar hoyos o sufrir el pago de la compostura mecánica.
Ojalá que a las autoridades se les olvide que los votos no están sólo en las grandes avenidas, sino desde la puerta de la casa de cada ciudadano hacia afuera.

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