miércoles, 17 de marzo de 2010

PARE, LEA Y SIGA

Al FICG le sobran alfombras rojas y reflectores

por BIA


Estamos llegando a la recta final de la 25ª edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, así que es un buen momento para analizar qué tanto éxito ha tenido. Como recordarán este festival inició como muestra, es decir, se reunían los creadores, productores y gente interesada en el séptimo arte para analizar y charlar sobre el fenómeno de la industria cinematográfica en México.

Ahora que el formato ha cambiado y que la algarabía y parafernalia del “festival de cine más importante de América Latina” se ha adueñado de los foros, muchos realizadores y asistentes extrañan la intimidad de antaño, cuando existían los diálogos y debates sobre la forma de cómo hacer cine y cuando cualquiera tenía acceso a ello, pues hoy en día es necesario tener un gafete preferencial para poder ser parte del festival.
Es para aplaudir de todos modos que el FICG haya llegado a sus 25 años, a su cuarto de siglo; sin embargo, también es buen momento para detenerse y evaluar, sin la venda de la vanidad en los ojos, si realmente el festival está creciendo a su ritmo o lo están haciendo crecer cual vegetal transgénico.
Una cosa es que se haya vuelto un referente entre los cineasta para exhibir sus películas y otra es querer acrecentarlo a través de la publicidad; pues como ustedes habrán leído en varios diarios locales, las galas de cine en el Teatro Diana, donde se han colocado enormes reflectores alimentados con una planta de luz especial y una larga alfombra roja; no han tenido ni a las grandes celebridades desfilando por ahí y tampoco ha asistido gran número de gente a ver las películas.
Por ejemplo, la noche de la entrega del Mayahuel de plata a María Rojo, la sala del teatro Diana estaba casi vacía, pues la mayoría de los que asistimos éramos reporteros, otro tanto eran invitados especiales y muy, muy pocos habían comprado su boleto para asistir, es aquí dónde nos preguntamos si realmente el FICG es redituable para la Universidad de Guadalajara, lo más probable es que económicamente no mucho, pero sí le da una imagen de responsabilidad a la casa de estudios al ser la única preocupada por organizarlo, además cuenta con la infraestructura necesaria y con la mano de obra, pues no hay que olvidar que el trabajo rudo lo hacen estudiantes a cambio de unas horas de servicio social.
En fin, aún con las funciones de cine al aire libre el FICG no ha logrado impactar a la sociedad tapatía, pues el público en general no está a la expectativa de lo que sucede ahí y tampoco se muestra ansioso de asistir a las funciones de cine, el festival sigue siendo para la gente que está inmersa en la realización, críticos, especialistas y estudiantes. Por ello, al FICG le sobran las alfombras rojas y la mitad de reflectores.

biaeuni@hotmail.com

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