martes, 16 de marzo de 2010

PARA VARIAR...

Por Alexandrovich

¡Yo también voy...! parafrasea el promocional sobre los festejos del Festival Internacional de Cine Guadalajara. Sin embargo, lo desangelado y mediocre que resultó su inauguración demuestran la decadencia del poderío de Raúl Padilla López, su presidente, y no sería raro que a la postre otras celebraciones culturales corran con el mismo destino.
Dicen que todo lo que sube tiene que bajar... y así es, nada es para siempre. Con una pobre alfombra roja algunas luminarias, muy escasas en realidad, se portaron a la altura con la gente que acudió de manera voluntaria.
El evento —auspiciado por la Universidad de Guadalajara y otros patrocinadores— parece más bien, un montaje de bajo presupuesto con el que fácilmente se disfrazan desfalcos monetarios. Digo, no es que me conste... pero es muy raro que muchas de las autoridades ni la cara hayan querido dar.
Algunos, como el propio Padilla López, optaron por hacer acto de presencia ingresando por la puerta trasera. Quienes también replicaron la acción fueron el alcalde de Zapopan, Héctor Vielma; el secretario de Salud Jalisco, Alfonso Petersen Farah; el titular estatal de Cultura, Alejandro Cravioto; entre otras autoridades del orden federal.
Pareciera como si las “sobras”, sin denostar la credibilidad de los que acudieron a la pasarela para atender a los medios de comunicación, desfilaron por la alfombra roja del Teatro Telmex ajenos al maquiavélico y simulado montaje que prepararon los organizadores.
Además de privar el caos y los desordenes, al recinto arribaron (uno tras otro) varios camiones repletos de estudiantes paleros que fungían como espectadores, que más que aplaudir la calidad se interesaron en pasársela alivianadamente.
Otra queja de algunos invitados, que no resultaron tan influyentes, es que fueron víctimas de un grupo de jóvenes encorbatados que aparentemente proceden de una empresa de seguridad privada y que estaban asignados a la vigilancia de los alrededores. Pero, volvemos a lo mismo, más que ayudar estorbaban... y lo que es peor, se hacían bolas con las decisiones de sus jefes. La justificación: la orden se las cambiaban cada cinco minutos.
Cubrir ese tipo de eventos resulta tedioso por el tipo de gente carente de criterio para darle su lugar a los asistentes... a fin de cuentas, de la ciudadanía depende el éxito de estas convocatorias para decir: Yo no voy. Lo único bueno fue la actitud del bombón de Matt Dillon, él sí que se portó como todo un caballero y a la altura de las circunstancias con su buena actitud con la prensa, pero por sobre todo con sus fans. ¡Ciao!

alemay74@hotmail.com

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