viernes, 26 de marzo de 2010

Pare, lea y siga

Autos y cocina o el respeto en las diferencias
Por Bia

El otro día iba atravesando una avenida y una chica que conducía nos se animaba a dar vuelta; un señor que también atravesaba la calle se expresó como comúnmente lo hacen los hombres al ver a una mujer al volante “Ay, tenía que ser vieja”, volteé con mirada inquisidora, pues pertenezco a ese género y casualmente un conductor que iba saliendo de un estacionamiento, imprudentemente se metió a la avenida y provocó un choque.
No perdí la oportunidad de ver al hombre que se había admirado de la supuesta torpeza de la conductora, para ver qué cara había puesto al ver que fue una persona de su género quien causó semejante desastre y es que en la sociedad tapatía, traemos la misoginia a flor de labios, tanto hombres como mujeres nos la pasamos menospreciando al género femenino por verlo como débil.
Ahora esta sensación se ha acrecentado, pues la división de hombres y mujeres en el transporte público para nada ha resuelto la convivencia y marcará cada vez más el estigma de que las mujeres necesitamos protección, que somos una tentación pecaminosa a los hombres a quienes las autoridades protegen del pecado de la carne. Sin duda esto ha causado enojo en los hombres, ya que argumentan que no todos son unos “repegadores” en potencia y que si se reclama igualdad, entonces por qué tener preferencias de lugares.
Es en este punto donde entra el conflicto de pensar que somos iguales, tanto hombres como mujeres hemos evaluado al género opuesto con nuestros parámetros, sin embargo no somos iguales y las diferencias saltan a primera vista, el problema es que no nos hemos detenido a revisarlas y exigimos un comportamiento en el otro que no corresponde a su forma de ser.
Por ejemplo mucho se critica el que las mujeres no conducen bien, pero hay muchos ejemplos de mujeres que laboran como choferes, así que la cuestión no es de género sino de gustos, lo mismo pasa con el estigma de que los hombres son un fiasco en la cocina (y aunque la mayoría lo son) también hay chefs y cocineros amateur que los hacen bien.
¿A qué quiero llegar? A hacer una reflexión acerca de las diferencias que como hombres y mujeres tenemos con la finalidad de reconocerlas y convivir con el otro con la conciencia de que no somos iguales, pero sí merecemos el mismo respeto. Así que cuando en la calle veas a una mujer conduciendo, antes de insultarla piensa si sólo las conductoras provocan accidentes y mejor pregúntate ¿qué tan bueno soy para la cocina?
biaeuni@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario