martes, 2 de marzo de 2010

PARA VARIAR...

Por Alexandrovich

La vialidad en la Zona Metropolitana de Guadalajara resulta insuficiente e inoperante para dar cabida a los miles, o quizás millones, de vehículos que diariamente se desplazan por sus calles, avenidas, calzadas y el anillo Periférico. La ciudad ha cambiado su rostro y es común que el monstruo citadino exorcice a los conductores, quienes buscan impresionar con sus destrezas al volante.
Si bien, Michael Shumacher —corredor alemán de Fórmula Uno— conoce perfectamente sus capacidades en la conducción de un vehículo... bueno, porque a eso se dedica; hay automovilistas que pretenden replicar esas suertes y toman la Calzada Lázaro Cárdenas o la misma avenida Patria, por citar algunas vías importantes, como ruta de escape para demostrar sus incipientes formas de conducir.
Además de ridículos, que incluye también algunas mujeres, la majadería de comportarse a la defensiva, no lleva más que a una sola situación: La muerte de personas inocentes y ajenas a toda irresponsabilidad.
Factores como la ingesta de alcohol o el consumo de drogas coadyuvan a que las personas le pisen hasta el fondo al acelerador, como si se tratara del pedal de una máquina Singer facilita. La agresión descomunal y falta de respeto por nuestros semejantes parece el brebaje perfecto para desahogar o desfogar frustraciones, dolor y penas.
La conciencia del conductor debe ir más allá de ser poseedor de un artículo, que en estas fechas es de primera necesidad, llamado automóvil. Se trata de garantizar las vidas de quienes están frente a nosotros y circulan de lado derecho o izquierdo y que también incluye a los peatones, ciclistas, motociclistas y todos los agregados que podemos ver al desplazarnos.
La sociedad transformó la vida cotidiana en una situación insostenible... pareciera que vivir y sentirse vivo más que gozarse, se padece. Es verdad que la adrenalina devuelve al cuerpo la sensación de estar pisando la tierra para confirmar que somos seres (o entes) de este mundo; sin embargo, esta humilde reflexión —a manera de propuesta— plantea la necesidad de ser responsables con nuestra propia existencia.
De las autoridades ni digo nada, por que en efecto, nunca hacen NADA. A pesar de que se empeñan en tratarnos de convencer de sus estratégicas y la implantación de modelos europeos, chinos o españoles para propiciar la cultura vial... esa es y será harina de otro costal. El proverbio de algún anónimo reza: “Ayúdate que yo te ayudaré”. Si manejamos con responsabilidad evitaremos que una familia esté de luto este día.

alemay74@hotmail.com

1 comentario:

  1. Es verdad no deja de molestarme por las mañanas al ir al trabajo la forma tan salvaje y hasta grosera que tienen algunas personas para conducir son intransigentes y no tienen sentido comun, seamos tolerantes y prudentes que no estamos solos en la ciudad, como termina su columna anterior Alexandrovich ¡¡¡Aquí nos tocó vivir!!!

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