martes, 4 de mayo de 2010

Acudiendo a los dioses





¡Pídanle a Dios con confianza!

Por Lourdes Vega

¡Hola mis queridos lectores! Como siempre estoy muy contenta y feliz porque Dios me sigue dando la oportunidad para seguir escribiéndoles sobre lo que es este amor tan grande que yo personalmente siento por Él.
También estoy muy agradecida por todos sus correos, quiero contestar algunas de sus preguntas cada semana, si Dios me lo permite.
Bueno, si ustedes lo han notado, hemos estado hablando de los sentimientos que a todos los seres humanos nos mueven para tener ciertos acontecimientos que nos da la vida.
Yo les sugiero que busquen alternativas, consigan herramientas para poder defenderse de las circunstancias que la vida nos pone. Esos tropiezos son precisamente para que pensemos qué es lo que estamos haciendo mal o bien. Obviamente, cuando estamos haciendo bien las cosas, se ve cuando tenemos satisfacciones en todo nuestro entorno.
Cuando no, estamos obsesionados por querer cambiar las cosas a nuestra manera o a nuestra comodidad. Fíjense, hay cosas o situaciones que para uno son cómodas pero para alguien más no. Es como el vendedor de paraguas que quiere que llueva pero al vendedor de equis productos le estropearía su venta.
Alguno de los dos no tendría venta, es cuando renegamos de Dios. Es cuando queremos hacer nuestra voluntad y se nos olvida la oración que nos dejó Nuestro Señor Jesús: el Padrenuestro cuando dice “Hágase señor tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo” y es cuando queremos hacer nuestra voluntad y no la de Dios.
Quiero comentarles un caso muy especial de una paciente que tenia miedo de pedirle a Dios un favor. Ella se preguntaba “¿y si Dios no quiere?” ¿Y por qué no va a querer? —le dije.
A lo que ella me contestó “¿Y si no me hace las cosas como quiero yo, como a mí me gustan?
“Es que no van a ser como tú quieres. Es como tú te las mereces. Quizás a lo mejor es mucho más de lo que tú mereces, porque Dios ve qué es lo que tú necesitas.
Acuérdense: Es la voluntad de Dios. Les voy a contar el cuento de la ranita. Andaba por un camino siempre temerosa de que algo le sucediera, rogando a Dios que siempre la acompañara donde ella anduviera. De vez en cuando se metía en caminos dudosos, pero siempre confiada de que el señor la cuidaba. De repente, cayó a un precipicio y se alcanzó a detener en una rama, y empezó a gritar “¿Hay alguien por ahí que pueda ayudarme?” De repente se escuchó una voz angelical que le indicaba dulcemente “¡Suéltate!”
Pero la ranita desconfiaba. Pensó “¡No, cómo me voy a soltar, me puedo matar!” Entonces volvió a gritar “¿Hay alguien más arriba que pueda escucharme?” Pero nadie respondió.
Murió la ranita sin darse cuenta que estaba a un paso del piso. La causa: quiso hacer su voluntad.
Me han preguntado qué es la alineación de los chacras. Es la energía que entra a través de
ellos para aliviar toda molestia de nuestro cuerpo. Por ejemplo el chacra corona se encuentra sobre nuestra cabeza, es la encargada de aliviar todo mal que allí se encuentre. Seguiré explicando de los demás chacras en las siguientes semanas.
Recuerden: estamos en tiempos de reflexión sobre lo que nos acontece dentro y fuera de nuestro entorno. Hasta la próxima, su amiga Lulú.

acudiendoalosdioses@hotmail.com

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